KAORY CON AMOR

28.12.2012 14:06

 

Acostado en mi cama, frente a las 27 letras del alfabeto, buscando orden y coherencia, me he prometido escribir cada una de ellas sin quimeras ni resentimientos.  Pienso primero en qué decir, inicio una y otra vez el escrito  para que lo dicho no parezca un juicio ni una búsqueda de responsabilidades. Caigo en cuenta que es imposible empezar sin hacer un esbozo de tu singular personalidad esperando que tú hagas el mío.

Reconozco que eres una mujer cariñosa, pendiente de pequeños detalles, atenta, servicial, ordenada, dedicada, fiel, que huele a ángel, que soporta con estoicismo las carencias de un amor que parece no llegar, pero también intolerante, impulsiva, sin freno cuando expresa sus ideas, que no escucha ni entiende razones a sabiendas de estar muy lejos de ella, muy hiriente, dedo acusador y juez implacable ante la duda o sin ella, construyendo con la mano y borrando con el codo, que desconoce lo bueno que tengo y que se avergüenza de mi esencia…

Y aún así te quiero… y mucho, como hace tiempo no lo sentía en mi corazón, con sus profundas huellas y su incredulidad en el amor,  y más cuando tu ausencia se siente en el viento y tu recuerdo brota en el silencio...porque mis lágrimas corren vertiginosas con sólo oír tu voz y cuando veo en Salomé la oportunidad fallida de una familia unida por un amor sin miedos.

¿Alguna vez te has preguntado por qué decidí dejar las cosas así, teniendo tú tan sublimes cualidades y haberte empecinado en sacar nuestro amor a flote?….¿Por qué dejarte ahora?...cuando más solo me siento, cuando mi mundo es una cama con un colchón incómodo con unas tablas que tallan mi cuerpo y una sala que está a tres metros, cuando el cuadro de mi vida es un techo que conozco hace 20 años, cuando uso mexana en mis axilas porque no compro un desodorante para ahorrar y poder visitar a Salomé que es nuestra bebé, la luz de mis ojos, que me hace disfrutar con sus ocurrencias y llorar con su ausencia.

¿Por qué dejarte ahora?...cuando el dolor y la fiebre me llevan incluso al delirio, ahora que me siento desvalido e impedido para realizar cosas cotidianas y que requiero de tu ayuda y de tus cuidados, cuando mi mayor valor es una foto donde estamos los 4, como una familia, que guardo como un tesoro en mi billetera….te lo has preguntado….por qué cambiar tu compañía, tus dulces besos, tus abrazos, tu risa estridente, tus caricias…tu cuerpo lascivo, tu forma especial de hacer el amor por la soledad sin límites, por una almohada fría y una cobija que no huele a soflán….por qué….te lo has preguntado…

Mi decisión fue porque te tengo miedo…miedo a fallar, a moverme o decir sin causar exaltación de tu ánimo…miedo a desatar tu furia por un gesto inocente…miedo porque estás empecinada en la falsa creencia de que no puedo formar un hogar…porque juras que “otra” ronda mi pensamiento, porque una y otra vez de tus labios brotan palabras de desaliento que hieren mi amor propio y empequeñecen mi ser.

Crees erróneamente que fue una decisión apresurada….que presté oídos a sacerdotes y consejos del alma y del sentido común a ciegas, a la inicua experiencia de amigos y conocidos…que esa era mi tabla de salvación y mi excusa para alejarme de ti…no…como casi siempre no has leído entre líneas y no notaste que los cimientos de este amor fueron corroyéndose por la desazón, los celos, los maltratos, la  desconfianza por fantasmas pasados y presentes, la simpleza, mi poca dedicación a pequeños detalles que nutrieran el sentimiento.  Olvidamos reconocer nuestra responsabilidad y, lo que es peor, aplicamos pequeños paños a problemas que requerían voluntad de titanes, voluntad que dejamos en manos de un amor endeble y deletéreo.  Olvidamos las tres cualidades más importantes del amor...la confianza, la tolerancia y el respeto.  Olvidamos que cuando se hace un pacto y se adquiere un compromiso cada uno tenía algo que perder y a la larga nada cedíamos…

Me asaltan tantos recuerdos…me apasionan tantos momentos…me duele saberte lejos…me acongoja la pérdida y mi falta de fortaleza…tu falta de fe…tu seguridad en que todo estaba hecho, en que todo esfuerzo no era en vano…y olvidamos la esencia…pensabas que mi “tranquilidad” era que no me llamarás….que callaras…esos eran tus reflejos…mi tranquilidad era tener el mismo amor sin tantas dificultades creadas por nuestros propios miedos, lidiando sólo con aquellas que son propias de la convivencia entre dos personas que escasamente se conocen…

No contemplo mi vida con otra persona, no me imagino besar otros labios o sentirme rodeado de otros brazos, mirar con ternura esos ojos que siempre me ofrecían un amor incondicional, no por ahora, porque nuestro amor es aún pintura fresca, porque mi corazón yace arrugado y tengo clavado tu nombre en la mitad del alma…tatuado en mi piel…porque el destino hizo sus pilatunas y las hicimos nuestras en un macabro juego…porque las lágrimas en tu nombre borra lo que me rodea….

¿Quién pierde?  He escuchado de tus labios la condena…yo…y en parte te asiste la razón….pero también pierde el amor porque dos no pudieron ser uno…porque dos ahora no son tres…porque en el fondo sabes que faltaron cosas por hacer y las que hicimos nos condujeron a perpetuar los errores…porque nos dejamos apabullar de la prisa y tomamos en un solo sorbo lo que debía durar y madurar en el tiempo…porque no aceptamos nuestra esencia y a empellones tratamos de cambiar la forma del otro…porque el egoísmo fue nuestro timón en un mar embravecido por nuestras hirientes palabras que se convirtieron en resentimientos…

Nos creímos autosuficientes para resolver nuestras desavenencias…sólo nos limitamos a atacarnos el uno al otro y dejamos a un lado la espiritualidad, no buscamos ayuda de un tercero imparcial que aterrizara a cada uno en una realidad dolorosa en la que indudablemente éramos culpables.  No miramos más allá del círculo vicioso en que se convirtió nuestra relación y no hicimos nada para elevarla por encima del orgullo propio…nos cegamos y dejamos a nuestra Salomé condenada a media soledad porque tendrá un padre por turnos…

No tengo al final nada que endilgarte…nada que exigir…nada que pedir…sólo que el olvido no sea el precio final y que el perdón sea el mayor de los regalos…no sé qué pasará…no sé si el amor como el ave fénix renazca y emprenda el vuelo o se pose en nuestros corazones y sane las heridas…no sé si habrá salvación…

                                   Te quiero kaory…mi huella perenne…